lunes, 13 de junio de 2011
Soneto Lejano.
Bello sería el río de mi canto,
que arrastra por el mundo su corriente,
si dicho canto no naciera en cuanto
el río se separa de la fuente.
Bello sería el silencioso llanto
de la estrella en la noche de mi frente,
si dicha estrella no distara tanto
de quien le da la luz resplandeciente.
Bello sería el árbol de mi vida,
si la raíz de amor lo sostuviera
sin estar alejada y escondida.
Bello sería el viento que me nombra,
si la voz que me llama no estuviera
perdida en la distancia y en la sombra.
(De «La ciudad sin Laura», 1938)
Francisco Luis Bernardez.
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