EL CANTO DE LA ALONDRA

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domingo, 21 de octubre de 2012











Rosa Soñada
Cada rosa sin cortar
guarda escondida una espina.
¡Ay, del que alegre camina
y la contempla al pasar!

La rosa de este rosal
nació de un sueño mío
entre el camino y el rio
que va por el roquedal.
La ilusió que yo tenía
por el camino se fue
y la rosa que soñé
al verla ir se afligía.
Aquella pena punzante
de la rosa enamorada
dejó una espina clavada
en mi corazón sangrante.

Por el camino desierto
me fui, destrás de mi mal
y, al pie del verde rosal
dejé mi corazón muerto.
Muerto quedó por el frío
de una lágrima engañosa:
¡Las lágrimas de la rosa
eran gotas de rocío!
Y, cuando llegó el estío,
al aire se evaporaron,
después... los vientos llevaron
la rosa muerta hasta el rio.
La corola deshojada
de la rosa que soñé
pétalo a pétalo fue
por la corriente arrastrada.

¡Ay quién te pudiera dar,
rosa, de nuevo, la vida
y, a mi, la ilusión perdida
para volverte a soñar!

Martín Garcia Ramos












La isla
Había una vez una isla donde vivían las sensaciones:
Felicidad, Tristeza, Conocimiento y todas las demás incluyendo el AMOR.
Un día se anunció a las sensaciones que la Isla se hundiría,
así que todos repararon sus botes y se fueron.
El amor fue el único que se quedó.
El amor quería perseverar hasta el último momento.
Cuando la Isla estaba casi completamente hundida, el Amor decidió
pedir ayuda. La riqueza pasaba frente al Amor en un gran bote.
El Amor le dijo

-Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?-, la riqueza contestó

-No, no puedo. Hay mucho oro y plata en mi bote. No hay un lugar para ti.
El amor le preguntó a la Vanidad, que también pasaba en una hermosa nave:

-Vanidad por favor, ayúdame.
-No puedo ayudarte Amor, estás mojado y puedes arruinar mi bote-, contestó Vanidad.
La Tristeza estaba cerca, así que el Amor le pidió ayuda,
-Tristeza, déjame ir contigo.
-OH!! Amor, estoy tan triste que necesito estar a solas conmigo misma.

La Felicidad pasó cerca del Amor también, pero estaba tan feliz que ni siquiera escucho cuando el Amor la llamó.
-Ven Amor, yo te llevaré.
Era un anciano.

El amor se sintió tan bendecido y jubiloso que olvidó preguntar su nombre al anciano.
En cuanto llegaron a tierra firme, el anciano se alejó.
cuando el Amor se percató de cuanto le debía al anciano, preguntó al conocimiento, quién era el anciano,

-¿Quién me ayudó?
-Fue el Tiempo, contestó el Conocimiento.
-¿El Tiempo?, preguntó el Amor. Pero, por qué el Tiempo me ayudó?
El Conocimiento sonrió con profunda sabiduría y contestó:

"Porque sólo el TIEMPO es capaz de entender cuan grande es el AMOR".














Canción hacia dentro

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Hay sólo un trino entre tu amor y mi alma.

Mis dos ojos navegan
el mismo azul sin fin donde tú danzas.

Tu arco iris de sueños en mí tiene
siempre pradera abierta entre montañas.

Una vez se perdieron mis sollozos,
y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Un ruiseñor nos tiene en su garganta.

Los ríos que me traje de mis riscos,
desembocan tan sólo por tus playas.

Hay confusión de vuelos en el aire...
¡El viento que nos lleva en sus sandalias!

¡No me recuerdes!, ¡Siénteme!
Mientras menos me pienses, más me amas.

J. Burgos














Una lágrima

Cuando volvemos las fugaces horas

del pasado a evocar,

temblando brilla en sus pestañas negras

una lágrima pronta a resbalar.

Y al fin resbala, y cae como una gota

de rocío, al pensar que,

cual hoy por ayer, por hoy y mañana,

volveremos los dos a suspirar.

G. A. Bécquer

 

 

 

 

 

 

Poema del renunciamiento


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,
pasarás en silencio por mi amor y al pasar
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-el tormento infinito que te debo ocultar-
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!

José Ángel Buesa
 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
Siembra de amor
 
La vida es un jardín; lo que siembres en ella, te devolverá.
Así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más bellas.
 
Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, es una simiente.
Cada una tiene en sí el poder vital y germinativo.
Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto.
Procura además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos y no produzca espinas y cizañas que dejen estériles las almas.
 
Muchas veces sembrarás en el dolor, pero esa siembra, traerá frutos de gozo.
 
A veces sembrarás llorando, pero ¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine? No tomes las tormentas como castigos.
 
Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir.
Y cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas.
 
Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, fructificará según como lo siembres.
Ve y arroja el grano, ve abriendo el surco y siembra.
 
Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente.
Procura, siempre: "una siembra de amor".
 


Con la simple palabra
Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar. 

Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez. 

Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va. 

Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también. 

Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás. 

José Ángel Buesa




jueves, 18 de octubre de 2012

 
Liba

Mariposa peregrina
que te pasas todo el día
libando liba que liba,
dejando en cada flor
trocitos de tu corazón
pedacitos de tu vida.
 
Mariposa peregrina
de alas de mil colores
que vas libando en mil flores
contrastando sus sabores,
Sin encontrar el sabor
que haga que te decidas,
a cual de ellas tú debes
entregarle tu amor,
dándole tus colores
dedicándole tu vida.
 
Pobre y triste mariposa
que será de tu vida,
cuando te sientas rendida
de tanto libar y libar;
Perderás en tu libar
tus alas con sus colores,
acabando por olvidar
el sabor de los amores;
Sin haber podido encontrar
lo que te costo la vida.
imperterrito
 
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